¿A Qué sabe una despedida?

A mí me sabe a contexto.

Retomar

Perdido tras perder ante la vida.
Realizar, una palabra perdida.
Soñar, quizás, algún día.

Retomar aquello que dejé allá en la deriva,
donde el todo es nada,
donde el vacío derriba.

No quiero nada nuevo
ni falsas esperanzas de distintas vías.
No quiero barro donde me muevo.

Simplicidad es felicidad,
felicidad es sabiduría.
No afronto, no puedo.

No te tengo.

Agonía

Esta entrada va dedicada a una persona maravillosa, que está al borde de partir y posiblemente a lo largo de este maldito día lo haga. Yo solo puedo hacer esto, esta es mi miserable forma de hacerle llegar mi dolor, aunque ella no pueda verlo, aunque no pueda escucharlo. Ahora mismo este "poema" es lo que menos importa, pero es la única forma que tengo de demostrar que agradezco haberla conocido.

Solo puedes irte,
respira el aire libre,
ese que tanto te cuesta tomar aquí.
Aléjate de este dolor,
parte sin partir.

No sé que harás, quién te espera,
aún así huye.
A pesar de que no quedarte duela.
Porque ya van muchas primaveras,
porque tus piernas pesan.

Consigue correr de nuevo,
ver lo que ahora te ciega.
Tu sonrisa, siempre presente,
frente a lágrimas que por ti se vierten.

Ausencia.

Perdí la cuenta de aquellas horas muertas,
de aquel ave fugaz que se escurrió entre mis dedos.
Solté aquello que me sostenía,
y caí al vacío sin importarme la oscuridad y el miedo.

Ahora escucho esperanzado
unas palabras sin contenido.
Sentimientos velozmente entrelazados,
vientos helados en corazón acomodado.

Suspiraré fuerte a tu partida,
suspiraré fuerte si te quedas.
Ausencias en vida existirán,
vida muerta, que en la muerte vivirá.

Dejó de tener sentido hacerlo.

Dejé de escribir en papel porque me resultaba inteligible leer entre tantas lágrimas derramadas en él.